Fue gracias a los inmigrantes europeos que trabajaban en la chacra que le inculcaron a mi abuelo Gastón Ciganda el respeto, pasión y admiración por las abejas (apis meliferas).
Quien dedicó su vida a observar el ciclo de la naturaleza, preparar el material y al cuidado de la colmena, para cosechar la deliciosa miel dorada.
Esta pasión por la apicultura se transmite desde muy temprana edad dentro de la familia Ciganda. Hoy somos la 3ra generación
Al principio la actividad apícola se concentró en producir miel para turistas que se acercaban al establecimiento y el restante se vendía a hoteles y pequeños comercios de la zona. Hoy comercializamos en grandes cadenas de supermercados y mayoristas distribuidores en todo el país. Se realizaron exportaciones a Brasil y Francia.